martes, 2 de octubre de 2012

reyes del tequeclén-tequeclén

Tengo un grupo. Bueno, quizás sea más correcto decir que tocó en un grupo. Hace ya muchos años, mis mejores amigos y yo nos animamos a comprar unos instrumentos baratos y lanzarnos a la aventura. Nunca me gustó la idea preconcebida que tiene muchos sobre el tema y, si en algún momento te piensas que lo haces porque mola o porque vas a ligar más, vas por muy mal camino. Lo primero que recomiendo ante todo (más incluso que el tener destreza) es escuchar mucha música. Pero de la buena.
En aquel momento nos comprábamos muchos discos. Siguen siendo unos objetos de arrebatadora belleza. No sólo por el contenido musical. Muchas veces ( las que más ) mientras los disfrutaba, me quedaba horas y horas escudriñando cada rincón de sus portadas. Recuerdo incluso una fotografía bellísima en la que Jean Marais se apoyaba con los ojos cerrados a un espejo. Creo que toda esa iconografía es importante. Te ayuda a situarte, a buscar referencias. Una reseña o una cita te lleva a otra. Literatura, cine, arte...todo está ahí, pero hay que destaparlo.
Mientras tanto, nosotros seguíamos ensayando. Los domingos era nuestro día en un pequeño local alquilado. Cuando tuvimos los temas suficientes (o más bien creo yo cuando dejamos de tener vergüenza) nos atrevimos a hacer nuestros primeros directos. Eran muy caóticos pero también muy divertidos. De todos ellos aprendí algo que nunca te enseñan en la escuela del rock : que, realmente, tu momento estelar suele durar entre 30 y 45 minutos. El resto es todo preparación y cargar muchos bultos... y todos muy pesados. También hay multas de tráfico por aparcar mal, muchos bocadillos y sacos de dormir. Pero creo que el que lo ha hecho una vez lo vuelve a hacer.
Así que te preparas constantemente para momentos que duran muy poco pero que se disfrutan mucho. Y repites. Claro que repites. Como la vida misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario