viernes, 9 de noviembre de 2012

no, no eran para ella

Ayer volvió a pasar otra vez. La carne es débil  (por supuesto) pero yo lo soy más solamente cuando pienso en ella. Le dije que me quedaba una hora y me fui a las cinco de la mañana. Nos lo pasamos tan bien juntos!. Hablamos mucho, muchísimo aunque en éstas charlas yo tengo un objetivo que creo que, en la mayoría de los casos llego a cumplir : quiero que se ría . Me da la impresión de que, con la vida que ha tenido (y que tiene) no necesita a una persona que la agobie con sus decisiones borrosas. Y me parece de lo más lógico.

Ayer volvió a pasar otra vez. Pero esta vez mejor que nunca. Mi cuerpo se fundió con el suyo y fuimos uno sólo. Ayer solté el timón . Fue hermoso y salvaje a la vez. Mitad humano y mitad animal. Luego le pregunté, como (lamentablemente) hacemos todos los hombres y me dijo que había estado muy bien. Se que fue muchísimo más que eso (lo leí en sus ojos) pero no me lo dirá nunca porque, como me dijo otra de cuyo nombre hoy ni recuerdo "no lo vas a tener nunca todo ganado". Ya, lo comprendo. Se leer entre lineas.

Ayer volvió a pasar otra vez. Vi a su hija por un ratito y la ternura me atrapó. Me parece imposible resistirse a que esa cosa tan bonita te de un beso así que, ayer, no lo pude evitar y yo mismo le di uno de buenas noches. Sin que ella se diera cuenta, claro. De momento, recela un poco de mi pero creo que vamos a ser muy buenos amigos y nos vamos a llevar muy bien.

Ella siempre estuvo ahí, en mi cabeza. En la (quizás vaga) idea que siempre tuve de una mujer. Por eso, ayer llegué a la conclusión de que todas las cosas que hice por ella no eran para ella. Eran para ti.

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