domingo, 4 de noviembre de 2012

leer entre lineas

Ésta semana me han pasado dos cosas, una mala y otra buena.

El martes y debido a un problema familiar de mi ex mujer, tuve que hacerme cargo de mi hijo en la casa en la que viví durante un tiempo. Soy reacio a quedarme mucho tiempo porque, aunque siempre hablo de quitarle el valor sentimental a las cosas, en realidad no puedo. Así que, a la media hora de quedarme sólo con él, me entró el pánico. Como los fantasmas del pasado que aparecen en la película de Guerín, los recuerdos de mi padre y de mi vida feliz en pareja aparecieron. Me tuve que ir rápidamente. Así que, sin avisar, la llamé y le dije que no podía estar ni un segundo más allí. Me mando a una amiga para que se hiciera cargo de nuestro hijo y me escapé. Desde un sitio indeterminado la llamé más tarde y le explique lo difícil que era para mi entrar allí. Si por mi fuera, lo borraría todo, pero no puedo. 

El jueves he tenido una cita con una chica. Nos habíamos mandado algunos emails y pronto me di cuenta que de ahí iba a surgir algo. Siempre me ha atraído un tipo de mujer muy especial. Le doy importancia al físico, es verdad, pero lo que me más me atrae de ellas es que sean valientes. Y ella lo es. Igual que a mi, nos ha tocado jugar con cartas muy malas..y hemos salido airosos...pero, por el camino,se han quedado muchas piezas rotas. Begoña es madre soltera y tuvo a su hija después de una decisión muy difícil en la que apostó por una vida incierta en la que iba a ser responsable toda su vida de alguien. Le pasa como a mi, hemos dado tanto que tenemos una gran anemia de cariño.  El sábado, después de contarnos todo ésto y tomarnos un vino de 4 euros, empezamos con nuestra terapia. 

pd. (te debo un post para ti sóla)   

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