En el amor y en la guerra todo vale..eso dicen. Y cuando comenzamos una relación especial nos comportamos como los jugadores de una partida de cartas. Analizamos cada una de las posibilidades hasta que, casi por defensa propia, guardamos nuestras mejores bazas para el final. Otras veces hacemos creer al contrario lo que no somos, para que, con eso, parezcamos más interesantes y atractivos...nos tiramos un farol. Pero creo,sinceramente, que si quieres ganar, tienes que apostar sin las cartas marcadas..todo sobre la mesa, trasparente..sin trampas. Probablemente no consigas nada o lo que resulte de todo eso sea poca cosa, pero el amor no es ningún un juego...es algo más.
Aunque va a negar toda la vida que nos conocimos en esa página , fue en ese bar..lo juro. Pero por ella me voy a inventar un pasado nuevo. Uno que se parezca a esos musicales que siempre acaban bien y en los que todo es perfecto. Teníamos pensado tomarnos algo cerca de su casa pero quería sorprenderla así que la llevé a un café bonito que han abierto en el centro. Llevaba un abrigo que no le sentaba nada bien y, rápidamente, deduje que en su vida rebosaba la actividad. Esa misma era la causante de que, aún siendo coqueta (creo que más que la mayoría de las mujeres) no tuviera ese tiempo tan necesario para cuidarse y mimarse..porque su hija está primero (es lógico) y su trabajo, después. Ese que, lamentablemente, es el que nos da de comer. Hablamos mucho de todo..de lo mal que está la vida, de lo egoístas que somos y de esos momentos tan íntimos que vivimos en algún momento solos, en la sala de algún cine. Nos fuimos a otro sitio y noté un detalle tan leve como revelador...sus pies tocaban mi silla, como si quisiera decirme sin palabras lo bien que se sentía en aquel momento. Y llegaron los primeros besos, esos que ella dice que nunca se olvidan porque nunca van a ser los mismos..porque están llenos de la magia del recuerdo. Esos que nos da por evocar cuando tenemos un momento agradable sin importancia o cuando la vida nos da un duro revés y necesitamos curarnos.
Me abrió las puertas de su casa y vi una foto preciosa en la que ella lleva a su hija a la espalda. Está todo ahí. Lleva el peso de esa familia y tiene que ser fuerte..pero también es una mujer sensible.. y necesita que la quieran. Aquella noche fue especial, y la del sábado..y la de ayer, en la que fui solo para hablar un rato y me quedé. Porque estar con ella me hace feliz. Tan feliz como lo es ella cuando mira a Leonor.
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