miércoles, 26 de septiembre de 2012

los abollones de mi coche

Cuando miro mi coche veo cosas que me han pasado en éstos tres años. Los hombres tenemos (a veces) una dependencia enfermiza por nuestra pareja. Entramos en una relación sin atender y nos vamos (sobre todo cuando nos echan) con una perplejidad extrema.  Nos preguntamos que fue lo que paso. Y hasta que llegamos a recomponer todas las piezas pasa un tiempo. Durante todo ese tiempo, vagabundeamos sin encontrar una dirección concreta. Hace un año y medio descubrí, casi por casualidad , que mi ex podía tener otra relación. Todavía pensaba que me quería (no era verdad) por que mi razonamiento era muy estúpido : "como yo todavía la quiero, no puede pasar". Ya. Pero no íbamos a la misma velocidad. Así que, mientras ella me fue negando que tuviera novio, nos fuimos sincerando. Me habló de un tal Luis...un tío que había conocido en un bar de copas y que, según ella , se lo curró. Yo le hablé de Ana, una que también había conocido en un bar, y que podía haber sido Vanessa (sic) o María...Mucha sinceridad ante todo. Me fui un poco contrariado porque no sabía lo que había hecho. Aquella noche de sábado salí hasta las tantas y bebí mucho. Me encontré a unos viejos amigos en el mismo bar en el que ella había conocido a Luis. En aquel momento, me la imaginé con él y no me podía creer lo que había pasado.¿Qué me esperaba?. Había sido culpa mía, porque no lo había visto. Cuando pasan cosas como éstas, los hombres hacemos estupideces y yo hice una : lo pagué con mi coche. En medio de la autopista me quedé dormido por unos segundos. El chirrido del quitamiedos me despertó súbitamente. Llegué a una casa en la que duermo y que no es mía. Por la mañana vi lo que había pasado. Un enorme abollón que todavía está ahí.
Me había dado cuenta.







No hay comentarios:

Publicar un comentario